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domingo, 7 de noviembre de 2010

El Poder de los Nombres.

Desde tiempos de los antiguos egipcios, y desde mucho antes, en los albores del continente Atlante, se guardaban celosamente los nombres por considerarlos portadores de la esencia misma del dueño. De ahí que aquellos que estaban dotados de poderes mágicos o que habían sido bendecidos por la Magia de alguna manera (como sacerdotes, guardianes de los templos, custodios de los libros sagrados, escribas, etc.) jamás portaban su nombre verdadero, que algunas veces era el que habían recibido en su nacimiento, pero en la mayoría de los casos, esto no era así. Entonces, siempre adquirían un "seudónimo" con el que eran conocidos por el pueblo y por los demás. Este seudónimo podía ser cambiado de acuerdo a las necesidades del dueño o a la forma en que éste iba evolucionando, ya que desde antiguo se sabe que los nombres influyen en la personalidad e individualidad, incluso, de quien los porta. Actualmente, no se ha perdido esta costumbre de adquirir seudónimos o, si el practicante de Magia está muy apegado energéticamente al nombre que le dieron en su nacimiento, suele usar éste o cambiarlo por otro que sea más acorde con las características de poder, sabiduría, etc. que quiere adquirir.


TIPOS DE NOMBRES
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-Rhen. El Nombre Verdadero.
-El Nombre Mágico o de batalla, como se dice también.
-El Nombre de Nacimiento, que generalmente es muy importante cuando se recibe mediante un rito litúrgico como es el del Baustismo.
-El Nombre común o público; también denominado "civil".


No se olvide que el hecho de conocer el Nombre de un ser, le concede al Mago que ostenta tal conocimiento el Poder entero sobre ese ser. De ahí que si alguien llega a conocer su Rhen (Nombre Verdadero), jamás debe revelarlo a NADIE. El Rhen es el Nombre del Alma, de la individualidad, que abarca la totalidad de la conciencia y del ser del practicante. Si alguien dotado del Poder de la Palabra llega a conocerlo, y tiene intensiones malvadas en contra del dueño, podría hacerle mucho daño a este último empleando su Nombre en rituales malignos. Por eso, el silencio es la mejor arma en este caso. Y es tan serio esto que, los antiguos egipcios han dicho que: "Hasta que algo es nombrado, no tiene existencia". Por eso, en los mitos antiguos, Adam nombra a todas las cosas con sus nombres originales y les trae a la existencia substancial. En la mitología egipcia, Thoth, el Señor de la Palabra, crea los mundos al pronunciar los nombres de todo lo que es. Y de ahí que el pronunciamiento del Ser sea tan importante. Así como el Rhen es el Nombre que porta la Esencia de un individuo, el Nombre Mágico porta las cualidades que se desean adquirir en las artes mágicas: todas las destrezas, virtudes, poderes, competencias, habilidades, facultades, etc. Existen nombres que, por haber sido legados por la tradición, son portadores de momentums energéticos considerables, porque cada uno de los que lo han usado, han dotado al Nombre de nuevos poderes, cualidades, etc. Por ello, se dice en Magia que existen nombres con más poder que otros, que en este caso, sería que portan más "Manas", que es el poder mágico asignado a los objetos a partir de las formas de pensamiento que se asocian con ellos. En la antigüedad, se creía que si los guerreros vencedores adoptaban el nombre de aquellos que habían sido vencidos por ellos, adquirían la fuerza que a éstos les había pertenecido, así como sus virtudes, tales como el valor, la fuerza, el arrojo, etc. Y si esto se daba entre los Magos, si el vencedor adquiría el Nombre del vencido, era como hacerse dueño de todo el poder que a éste le había pertenecido en vida. Muchos, también se apropiaban de las posesiones de los vencidos, de sus talismanes, y de todo aquello con poder mágico que portaran. Así, toda la fuerza pasaba del vencido al vencedor. En Atlantis se dieron horribles casos de purgas energéticas en las que el vencedor absorbía no sólo la fuerza vital, sino la esencia misma de sus víctimas. A este grado llegaron muchos que incluso ahora, miles de años después, no han podido librarse de la carga energética que esto les provocó desde entonces. El Nombre de nacimiento debe protegerse también debidamente, ya que muchos practicantes negros se sirven del nombre para hacer daño a la persona que lo porta. En muchas ceremonias execrables de la antigüedad, que no eran más que parodias satíricas y de mal gusto de la Misa Cristiana, se bautizaba a los sapos y a otros animales considerados "impuros" con agua bendita substraída de las iglesias generalmente por los sacerdotes apóstatas que luego oficiaban las llamadas "Misas Negras". Y así, se bautizaba a estos animales con el nombre de la víctima del maleficio, y por virtud del vínculo simpático establecido por medio del nombre, la víctima era muchas veces muerta incluso, puesto que el animal así bautizado era sacrificado en holocausto al "Dios" del Mal. Por eso, cuidado: Dudo que esto se haya dejado de hacer en la Edad Media. El nombre "civil" o público, puede usarse como una especie de protección contra todo lo anterior, si es que no es el mismo dado de nacimiento; aunque puede serlo, si es que el practicante ha dejado atrás a su vieja personalidad por completo, y ahora vive en estado de desapego con respecto a ella. Siendo así, es un buen escudo contra toda clase de influencias malignas. Bueno, ahora comprenden por qué los Magos rara vez usan sus nombres reales, y por qué generalmente adoptan seudónimos, lo cual es una medida de protección más que de vanidad. Por ello, la próxima vez que alguien les pregunte sus nombres, piénsenlo muy bien antes de contestar.

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