El alma del mundo (en latín: Anima mundi) es el espíritu etérico puro, el cual fue proclamado por algunos filósofos antiguos como lo subyacente en toda la naturaleza. Es lo que anima la naturaleza de todas las cosas como el mismo alma anima al ser humano.
La idea se originó con Platón y también está presente en doctrinas orientales como el Brahman-atman del hinduismo. Consecuentemente los estoicos creían que era la única fuerza vital presente en el universo.
Similares conceptos fueron sostenidos por filósofos herméticos tales como Paracelso, y por Baruch Spinoza, Gottfried Leibniz y más tarde por Friedrich Schelling (1775-1854).
El planeta es un ser espiritual viviente. Esto fue comprendido por los antiguos filósofos y alquimistas quienes se referían a la esencia espiritual del mundo como al anima mundi, el *Alma del Mundo*. Ellos consideraban el *Alma del Mundo* como a un espíritu etérico puro que abarca completamente toda la naturaleza, la esencia divina que habita y energiza toda la vida en el universo.
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